A puertas cerradas, Néstor Kirchner se siente más libre. Cuando le habla a su propia tropa, deja a un lado la desconfianza, baja los decibeles de su paranoia y suena auténtico. Ésa fue la sensación que impregnó a la dirigencia oficialista después de la arenga de 40 minutos que el ex presidente ensayó en el microcine de la sede de Matheu 130 ante el peronismo bonaerense. Este cronista pudo comprobarlo también el martes último, cuando presenció el encuentro que estaba pensado únicamente para la militancia K y no para la mirada de los periodistas. Kirchner considera que el resultado de la guerra gaucha será clave para lo que queda de la gestión de su esposa. Por eso, de entrada salió a emparentar a los dirigentes rurales con los golpistas con frases como éstas:* “Si hubieran existido las bayonetas, no tengan ninguna duda que hubieran apelado una vez más al golpe de Estado. Pero como las Fuerzas Armadas ahora cumplen su rol institucional, no pudieron. Entonces, ahora, que no tienen el golpe que buscan, ya no saben qué hacer”. * “Tienen otros fierros, los fierros mediáticos, como decimos nosotros, que están de su lado. Nosotros somos patoteros. Ellos son democráticos. Por eso, también vamos a democratizar los medios. Vamos a terminar con los monopolios”. * “Escuchen el discurso de Martínez de Hoz del 2 de abril de 1976 y se van a dar cuenta de que dice las mismas cosas que los dirigentes rurales dicen hoy. Son las minorías del privilegio. Quieren que el kilo de pan se vaya a 15 pesos y el kilo de carne a 60. Si la cosa viene mal, piden subsidios (les damos 323 millones). Si la cosa viene bien, no quieren que les toquen el bolsillo. Ganaron 77 mil millones de pesos desde 2003, descontadas las retenciones”. *
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