Por Martín de Vedia y Mitre
Habla, con las fotos de Michelle Bachelet y de Felipe González detrás. Aunque tiene a dos socialdemócratas a la europea sobre sus espaldas, que comparten espacio con Cristina y Néstor Kirchner, el máximo referente de la Corriente Peronista Federal, Luis Ilarregui, cultiva un peronismo de la vieja guardia: concejales e intendentes lo esperan en un salón contiguo, donde es imposible no ver a Perón y a Evita.
“Hay que recorrer las provincias para ver lo que es la obra del Gobierno porque los que estamos en Buenos Aires tenemos una mirada, no digo corta, pero sí limitada de lo que son y han sido las gestiones de Cristina y Néstor Kirchner”, señala el secretario de Provincias, quien agrega: “La política federal fue muy importante a pesar de que se diga que hay centralismo, que puede existir en términos políticos y me parece que es lógico por la implosión institucional de la que veníamos. No se podía hacer una liga de provincias sino que había que tener un sentido de nación conducida por quien es presidente de todo el país”.
–¿Entonces no hay nada que modificar?
–No, uno de los peores defectos que cometemos es el exitismo, creer que este proyecto ya está consolidado.?Pero ahora se puede interpelar a la población sobre la situación en que nos encontrábamos cuando arrancó este Gobierno, en la que estamos hoy y además en los proyectos que tiene. Es el único proyecto político que puede replantearse y relanzarse, ésta es la diferencia que tenemos con la oposición.
–¿La recuperación tras el tropiezo en las legislativas es mérito propio o error ajeno?
–Yo creo que hay de las dos cosas. Una es la sorpresa de la oposición que creyó que el 29 de junio Néstor y Cristina Kirchner iban a deprimirse, pero no, profundizaron el modelo. Comienza con acciones hasta el 10 de diciembre, con las que avanza fuertemente y deja establecido que si caminaba hacia una derrota se iba a vender muy cara, porque se iban a cambiar cuestiones estructurales del país. La enseñanza que nos dejaron las elecciones fue que había que impulsar medidas que son absolutamente justas: la recuperación al sistema de reparto de las jubilaciones –que es una decisión de corte popular–; la nueva ley de medios –para diversificar las voces–; la asignación universal por hijo, que nos va a dejar al borde de eliminar la indigencia en la Argentina para el año que viene. Todas las semanas hay una medida nueva y la oposición, en determinado imaginario, se había creído que era homogénea y podía cogobernar el país, pero no lo pudo hacer.
–¿Cómo quedó la oposición?
–Ha sido importante que haya tenido que salir a la faz de la tierra. Mientras pensaban en cómo llegar al 28 de junio todos unidos con el único objetivo de derrotar a este Gobierno era una cosa, pero después de las elecciones, cuando tuvieron que demostrar las políticas que proponían, fue totalmente otra. En realidad las modificaciones que propone son el Consejo de la Magistratura y el Indec, ninguna que traiga aparejada un beneficio directo a la gran masa del pueblo. Por eso, para la recuperación, se han dado las dos cosas: la iniciativa del Gobierno nacional y falta de acuerdo en los distintos actores que llegaron juntos al 28 de junio.
–¿Cómo se debate la coparticipación?
–Ha sido una decisión política, que tiene que trasladarse a cada provincia. Nosotros como bonaerenses seguramente pediremos una recuperación de los puntos que perdimos en 1987. Entonces, ¿esos fondos a qué provincia se le sacan? Creo que es un debate que se va a dar, pero me parece que el Gobierno nacional va a tener que hacer un esfuerzo y proponer mayores recursos para que todas las provincias tengan como piso lo que hoy tienen. Éste va a ser un año de discusión y el que viene se podrá trabajar sobre una ley.
–Sería un traslado de poder a las provincias…
–En toda la primera etapa de gobierno era muy difícil construir poder cuando se decía que podía producirse una libanización, donde cada provincia no digo que podía independizarse pero sí estar fuera del marco nacional. Este proyecto es un proyecto nacional, con una construcción presidencialista, así que una vez fortalecido esto, creo que va a haber un proceso de descentralización, regionalización y autonomías no sólo para las provincias sino que también debería darse para los municipios.
Habla, con las fotos de Michelle Bachelet y de Felipe González detrás. Aunque tiene a dos socialdemócratas a la europea sobre sus espaldas, que comparten espacio con Cristina y Néstor Kirchner, el máximo referente de la Corriente Peronista Federal, Luis Ilarregui, cultiva un peronismo de la vieja guardia: concejales e intendentes lo esperan en un salón contiguo, donde es imposible no ver a Perón y a Evita.
“Hay que recorrer las provincias para ver lo que es la obra del Gobierno porque los que estamos en Buenos Aires tenemos una mirada, no digo corta, pero sí limitada de lo que son y han sido las gestiones de Cristina y Néstor Kirchner”, señala el secretario de Provincias, quien agrega: “La política federal fue muy importante a pesar de que se diga que hay centralismo, que puede existir en términos políticos y me parece que es lógico por la implosión institucional de la que veníamos. No se podía hacer una liga de provincias sino que había que tener un sentido de nación conducida por quien es presidente de todo el país”.
–¿Entonces no hay nada que modificar?
–No, uno de los peores defectos que cometemos es el exitismo, creer que este proyecto ya está consolidado.?Pero ahora se puede interpelar a la población sobre la situación en que nos encontrábamos cuando arrancó este Gobierno, en la que estamos hoy y además en los proyectos que tiene. Es el único proyecto político que puede replantearse y relanzarse, ésta es la diferencia que tenemos con la oposición.
–¿La recuperación tras el tropiezo en las legislativas es mérito propio o error ajeno?
–Yo creo que hay de las dos cosas. Una es la sorpresa de la oposición que creyó que el 29 de junio Néstor y Cristina Kirchner iban a deprimirse, pero no, profundizaron el modelo. Comienza con acciones hasta el 10 de diciembre, con las que avanza fuertemente y deja establecido que si caminaba hacia una derrota se iba a vender muy cara, porque se iban a cambiar cuestiones estructurales del país. La enseñanza que nos dejaron las elecciones fue que había que impulsar medidas que son absolutamente justas: la recuperación al sistema de reparto de las jubilaciones –que es una decisión de corte popular–; la nueva ley de medios –para diversificar las voces–; la asignación universal por hijo, que nos va a dejar al borde de eliminar la indigencia en la Argentina para el año que viene. Todas las semanas hay una medida nueva y la oposición, en determinado imaginario, se había creído que era homogénea y podía cogobernar el país, pero no lo pudo hacer.
–¿Cómo quedó la oposición?
–Ha sido importante que haya tenido que salir a la faz de la tierra. Mientras pensaban en cómo llegar al 28 de junio todos unidos con el único objetivo de derrotar a este Gobierno era una cosa, pero después de las elecciones, cuando tuvieron que demostrar las políticas que proponían, fue totalmente otra. En realidad las modificaciones que propone son el Consejo de la Magistratura y el Indec, ninguna que traiga aparejada un beneficio directo a la gran masa del pueblo. Por eso, para la recuperación, se han dado las dos cosas: la iniciativa del Gobierno nacional y falta de acuerdo en los distintos actores que llegaron juntos al 28 de junio.
–¿Cómo se debate la coparticipación?
–Ha sido una decisión política, que tiene que trasladarse a cada provincia. Nosotros como bonaerenses seguramente pediremos una recuperación de los puntos que perdimos en 1987. Entonces, ¿esos fondos a qué provincia se le sacan? Creo que es un debate que se va a dar, pero me parece que el Gobierno nacional va a tener que hacer un esfuerzo y proponer mayores recursos para que todas las provincias tengan como piso lo que hoy tienen. Éste va a ser un año de discusión y el que viene se podrá trabajar sobre una ley.
–Sería un traslado de poder a las provincias…
–En toda la primera etapa de gobierno era muy difícil construir poder cuando se decía que podía producirse una libanización, donde cada provincia no digo que podía independizarse pero sí estar fuera del marco nacional. Este proyecto es un proyecto nacional, con una construcción presidencialista, así que una vez fortalecido esto, creo que va a haber un proceso de descentralización, regionalización y autonomías no sólo para las provincias sino que también debería darse para los municipios.
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